ENTREVISTA

José Gregorio Martín, bombero de Priego de Córdoba desplazado a Turquía: "Han sido días muy duros, pero lo volvería a hacer"

A la derecha de la imagen, José Gregorio Martín tras su regreso a España
Hablamos con este efectivo del Parque de Bomberos de Priego de Córdoba después de su admirable labor humanitaria en el epicentro del terremoto

El pasado lunes 6 de febrero, una llamada inesperada solicitando su ayuda le cambió por completo los planes a José Gregorio Martín, natural de Posadas y efectivo del Parque de Bomberos de Priego de Córdoba desde hace 10 años.

Al otro lado del teléfono estaba Antonio García, coordinador en Córdoba de la ONG Bomberos Unidos Sin Fronteras, a la que Martín pertenece desde sus inicios como profesional hace ya 12 años y en la que recibe formación sobre cómo actuar en situaciones de emergencia y catástrofes naturales, participando hasta la fecha en proyectos de cooperación internacional.

En este caso, la misión suponía mayor riesgo, lo que no condicionó a Martín: "Cuando contactaron conmigo, no me lo pensé ni un instante, así que lo preparé todo en media hora mientras veía por primera vez las estremecedoras imágenes del terremoto".

Expedición de la ONG BUSF desplazada a Turquía

La respuesta del grupo de voluntarios de esta ONG fue inmediata, empezando a trabajar sobre el terreno en menos de 24 horas desde que se produjo el seísmo. Tras su llegada en vuelo de Madrid a Estambul se dirigieron hasta la ciudad turca de Elbistan, epicentro del primer terremoto, donde pasaron la gran parte del tiempo.

Entre los efectivos de la ONG BUSF desplazados hasta Turquía se encontraban sanitarios, perros rescatistas, guías caninos y bomberos. Entre estos últimos se encontraba José Gregorio Martín como especialista en labores de rescate y desescombro.

Duras condiciones de trabajo

Una vez asentados en la zona, José Gregorio Martín cuenta que las primeras horas fueron muy difíciles: "Además de lo duro que fue ver la ciudad destrozada y familias con sus hijos que lo habían perdido todo y tenían que dormir en la calle, no conseguimos ningún avance en el rescate de víctimas".

Equipo de bomberos cordobeses en la búsqueda de supervivientes

"Al dolor ajeno se sumaba las duras condiciones a las que estábamos sometidos, sobre todo climáticas, con temperaturas por la noche que llegaban hasta los 20 grados negativos", cuenta este bombero, que junto a sus compañeros descansaba lo mínimo en un colegio infantil con una media de solo dos horas de sueño diarias.

Además de las labores de búsqueda de supervivientes, José Gregorio Martín y su grupo también visitaban a lo largo del día otras localizaciones como campamentos o hospitales para evaluar las posibles necesidades y poder así satisfacerlas.

Complejo rescate de una chica

Tras tres días de búsquedas sin suerte, el miércoles recibieron el aviso de posibles señales de vida bajo los escombros, lo que fue confirmado por los efectivos caninos. A partir de ese momento dio comienzo un laborioso trabajo de rescate que duró varias horas.

"En un rescate de tanta duración se te pasan mil cosas por la cabeza, tanto positivas como negativas", nos cuenta este bombero, cuya labor se centró desde apuntalar un pequeño túnel par evitar posibles derrumbes de tierra a causa de las réplicas de terremoto que tuvieron lugar durante aquellos días, hasta desescombrar y también extraer a la víctima de la zona donde estaba sepultada.

Se trataba de una chica que se encontraba casi totalmente sepultada. "Pese a que en un principio temíamos por su vida, lo sorprendente fue que tenía un buen color de piel", asegura José Gregorio Martín sobre el estado de esta chica que "actualmente se encuentra bien de salud".

Fin de la misión y regreso a casa

"Una vez transcurrido cuatro días, las edificaciones donde se descartan las señales con vida se someten a labores de desescombro masivos, dando así por finalizada los trabajos de rescate para dar paso a la ayuda humanitaria, por lo que las autoridades turcas nos invitaron a marcharnos de la zona", explica.

Debido a ello, este lunes regresaron a España, donde han recibido una gran acogida por parte de familiares, amigos y vecinos que "en todo momento nos apoyaron a través de mensajes de teléfono que nos dieron la fuerza necesaria para continuar con nuestra labor".

"Me quedo con haber podido aportar un pequeño granito de arena que, al fin y al cabo, es todo lo posible que he podido dar", señala José Gregorio Martín, feliz tras volver a estar con su familia pero preparado para responder de nuevo a una nueva llamada de ayuda.